Las PMO normalmente no gozan de buena fama. La percepción que se tiene de ellas es que son centros de “burocracia” que más que ayudar a los Project Manager, les cargan con más tareas en su ya de por sí complicada y sobrecargada actividad.
Aplicando los principios Lean a la PMO podemos conseguir mejorar la entrega de valor, mejorar la priorización atendiendo a lo que los clientes necesitan, controlar las dependencias, anticiparnos a los riesgos, reducir las sobrecargas y entregar productos y servicios de mayor calidad.
Hacia el exterior, la LPMO contribuye a seleccionar aquellos proyectos que más valor aportan a los clientes desde momentos tempranos, enfocándose en mejorar la priorización, en desarrollar PMV que nos den feedback rápidamente de nuestros clientes, pudiendo así determinar si estamos en el camino adecuado, evitando inversiones costosas y retrabajos por productos que no satisfacen las necesidades reales de los clientes.
Hacia el interior de la organización, la LPMO debe ser un agente de cambio, que apoye y ayude a los Project Manager en sus funciones, no solo informando del estado de los proyectos y pidiéndoles datos para elaborar métricas de cara a la dirección, sino actuando como mentores de proyectos, comprobando por sí mismos como funcionan las cosas para entender los procesos y por tanto poder mejorarlos de manera colaborativa, aportando nuevas técnicas de management visual que aporten transparencia y visibilidad a todos los involucrados, asi como visualizando los problemas y prestando atención a los obstáculos que pueden afectar a la marcha de las iniciativas.
